
El amor de la Inmaculada es el amor más perfecto con el que una pura criatura puede amar a Dios. Así, pues, tratemos de amar cada vez más, con ese corazón, el Corazón del Señor Jesús; que eso sea nuestro mayor incentivo.
No debemos sólo intentar conquistar muchas almas para Ella, sino también conseguir que, mediante Ella, el mayor número posible de almas se funda con el dulcísimo Corazón de Jesucristo.
Así que, primero hay que conquistar de ese modo nuestro propio corazón, y después otros corazones. Qué este sea nuestro mayor estímulo.
S. Maximiliano Kolbe
(Palabras pronunciadas en la ceremonia en honor del Corazón de Jesús, Niepokalanow, 28 junio de 1936)
No hay comentarios:
Publicar un comentario